jueves, 19 de junio de 2014

CUADRO DE VIGENERE


El que sabe, sabe.
Sigue al 26.

martes, 17 de junio de 2014

EL FIN DE LA CAJA TONTA

© 2014 Santi!


¿Que hay qué? ¿Ropa tendida?:

No sé de cual fumé, ni en la volada que me fui, pero un día desperté en medio de este desafío que me tiene hablando en un idioma extraño, donde start up o crowdfunding, son palabras tan cotidianas como lucro o cachai. Así son los nuevos tiempos: moviditos. Te tomas unas cervezas con nuevos amigos, compartes un par de tallas, vas al baño, y a la vuelta, llegas con esa idea que antes estaba condenada a quedar en una miserable servilleta, de esas  fabricadas con un papel que absorbe tanto como una placa de mármol.

Estos nuevos amigos son ingenieros y programadores. Gente joven e inquieta dispuesta a correr riesgos. No me preguntes dónde los conocí. No me acuerdo. Suspiro. Como andaba media Passalacqua por las Guinness, sin ofender, volví con el latero discurso de siempre: que la publicidad es una bosta, que lava el cerebro, que forma legiones consumistas, que tenemos que hacer algo. Fue ahí cuando todo hizo click. “Oye”, dije. “Que pasaría si existiera un aparato que se conectara al televisor e impidiera ver las tandas publicitarias”. “¿Aers?”, dijo el gracioso del grupo. “Quiero decir, un dispositivo que reconozca cuando los comerciales de televisión salen al aire, y los reemplace con algo de gusto personal. Estoy pensando en fotografías, vídeos musicales, vídeo juegos, canales de noticias, qué se yo, cualquier cosa menos 8 ó 10 minutos de comerciales”, dije con algo de vehemencia. Por un segundo, me sentí como la traidora más grande de la historia. Pasaron por mi cabeza frases tan tristes y autoritarias como “no muerdas la mano que te da de comer”. Fatal, fatal. Por fortuna estoy vacunada contra esos truquillos capitalistas, lastimosos juegos de palabras que son más viejos que el feudalismo. 

Esta es una oportunidad para generar un microemprendimiento colectivo, cachai. Justamente lo que el capital del siglo XXI ve con buenos ojos. Que te puedo decir, estábamos frente una hermosa paradoja: la de combatir el capitalismo con el capital. 

Si alguna vez jugaste con parafina, sabrás a lo que me refiero cuando digo que la idea prendió. Estos gallos empezaron a tirar líneas hablando de microchips, nanotecnología, capital semilla, modelo e incubadoras de negocios, microhardware, Fondef, incluso, de la necesidad de una campaña publicitaria (las paradojas seguían surgiendo a medida que avanzaba la noche). Todo, salvo lo último, era auténtico chino cantonés. 

A la mañana siguiente, cuando creía que todo había quedado en una conversación de bar, una llamada me despierta. Un contertulio nos quería reunir para terminar de armar el proyecto. No voy a dar la lata con toda la historia, pero resumiendo, la iniciativa se presentó a The Rockefeller Foundation, no precisamente la cuna del leninismo internacional. Y quedaron fascinados. Tanto así, que ya están financiando el desarrollo del prototipo. Por eso estoy aquí mirando un nano chip a través del microscopio. ¿Cómo te quedó el ojo? Una publicista vendiendo la pescada entre gente brillante. 

Se puede decir que mi aporte -hasta el momento- consiste en “observar”. Pero, ¿de quién fue la idea? De este pechito. Este será el aparato que cambiará el mundo. Ya empiezo a escuchar los cantos gremiales diciendo que estamos matando la gallina de los huevos de oro. A todos ellos les digo que ya tenemos pedidos de China. 

Cuando empiezan los comerciales, se activa el dispositivo, y cuando terminan, la pantalla vuelve a mostrar lo que estabas viendo. Brillante.  

FRANCA GUERRERO
Start up
Activista publicitaria
Directora creativa de grupo. Agencia TT/Chile
www.pagalashorasextras.blogspot.com
#FF @francaguerrero
francaguerrero@gmail.com


EL CLIENTE “ACOTA”


“Quiero un golazo. ¡Qué digo golazo!, quiero un balazo comunicacional. 
Quiero que el target se quede prendido esperando la siguiente tanda. Quiero que la gente se haga fan de nuestro spot. Franca, sorpréndeme con tu idea”