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© 2013 Santi!
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Me estoy mirando el ombligo. ¿Tú qué miras? Concéntrate, fíjate aquí, no ahí. Hacerlo, es un deporte nacional que se practica de Vitacura a Cerro Navia, de Huechuraba a La Pintana. Es tan transversal como omnipresente, que hasta me atrevo a decir, ya que estamos en septiembre, es uno de los indicadores más evidentes de nuestra identidad nacional. Y por cierto, la industria publicitaria no es ajena.
Mirarse el ombligo, es observar el territorio donde estás parado, ese metro cuadrado personal e intransferible, donde las certezas están a la mano, donde los miedos a lo desconocido, a lo distinto, se diluyen en un tejido cultural de orden chovinista que actúa como manto, o más bien chamanto, situación que otorga una falsa sensación de protección. Mirarse al ombligo es jugar sobre seguro, en tu cancha, esa que conoces bien para evitar los hoyos y las imperfecciones. Mirarse el ombligo, es mirar por ti, en el sentido más egoísta de la convivencia humana. Y ese país no me gusta, y me refiero, al país de los primeros 10 minutos de noticieros.
Hay quienes culpan a la cordillera o al desierto, porque actúan de barreras que impiden el contacto, la integración más natural con los habitantes del “más allá”, y lo digo en sentido terrenal. Pero la solución es muy simple. Si pierdes el miedo a levantar la mirada, encontrarás algo que se llama horizonte, y en ese horizonte, nuevas y desconocidas posibilidades, que son beneficiosas para todos los eventos desarrollados en nuestra sociedad. Alzar la mirada, es un win win seguro. Mirarse el ombligo, es un síntoma de una alienación similar a la que muestran las series de zombies. Y yo no quiero eso. Fatal, fatal.
La lucha “es larga y es mucha”, dice Redolés. Mi lucha, en cambio, es corta y precisa: la dignidad del trabajador, ya no diré creativo, del trabajador publicitario. Este es el momento del cambio. No mañana, hoy. Desde acá, invito a retomar el debate por el pago de las horas extraordinarias, o bien, por el cumplimiento irrestricto de los horarios de trabajo. Ocho horas, ni una más, será nuestro lema. Ten la seguridad que el Sindicato Creativo, como todo creativo bien puesto, no se mira el ombligo. Miramos, más allá del horizonte.
Si en esta columna estuve muy pesada, descuida, pudo ser peor. Con seguridad los 40 septiembres me están afectando. Soy una hija de la dictadura y ando sensible, tanto, que me he puesto a escuchar a Gardel. Por eso, comparto una estrofa de “Tomo y obligo”, con su letra pasada por el cedazo feminista:
Tomo y obligo, mándate un trago;
de los hombres mejor no hay que hablar,
todos, amiga, dan muy mal pago
y hoy mi experiencia lo puede afirmar.
y hoy mi experiencia lo puede afirmar.
Sigue un consejo, no te enamores
y si una vuelta te toca hocicar,
y si una vuelta te toca hocicar,
fuerza, canejo, sufre y no llores
que una mujer ---bien puesta--- no debe llorar.
Tun tun!
que una mujer ---bien puesta--- no debe llorar.
Tun tun!
FRANCA GUERRERO
Activista publicitaria y directora creativa de grupo
Agencia TT/Chile
www.pagalashorasextras.blogspot.com
#FF @francaguerrero
francaguerrero@gmail.com
EL CLIENTE “ACOTA”
“Oye Franca, ¿qué tenís ahí?, ¿un piercing? ”.