martes, 19 de marzo de 2013

EL SÍMBOLO INTERNACIONAL DE LAS “COMILLAS”.

© 2013 Santi!


      Cuando el bloqueo llega, llega con todo. Como en Cuba. Sin blancos, sin negros, sin medias tintas, ni tintos. Como una bofetada paralizante que adormece la materia gris de tu cerebro, bloqueando las dendritas, limitando las sinapsis, instalándose para quedarse, siempre, en el peor de los momentos, cuando la urgencia desborda los pasillos, cuando la crisis de pánico se apodera de todos, menos de “él”. Déjame poner pause. Él, nuestro querido y amado líder, nuestro capitán general, nuestro smart boss que habita en el olimpo del departamento creativo, nuestro venerable maestro, nuestro DGC, o como se decía antes, nuestro Director General Creativo. Ah, ¡qué personaje! El tuyo podrá ser un crack, pero el mío es especial, y cuando escribo especial, gesticulo con los índices de mis manos el símbolo internacional de las “comillas”.


Lindo tipo para tomarse una cerveza en una terraza santiaguina al final de una tarde cualquiera, pero como jefecito, te lo encargo, porque es un psicópata en potencia. ¡Fatal, fatal!, nunca mejor dicho. No podemos esperar otra cosa de un señor que oculta sus trancas con excentricidades, como por ejemplo, manejar camionetas monstruosas o vivir como ermitaño en el camino a Farellones. De origen modesto, probablemente “clase media”, nadie sabe muy bien cuando sufrió el golpe en la cabeza que le produjo una amnesia, tan galopante como oportuna, que le permite rotear a los que fueron sus pares, sin culpa. Se comenta además, que fue trotskista mientras estudió filosofía en la universidad, pero hoy, luego de pasar por el tamiz publicitario, se reconoce liberal, más bien facho, digo yo, de esos que encuentran chori al Golborne. El hombre se adapta a los tiempos, eso no cabe duda. Pero mi DGC es dueño de evidentes alteraciones psicológicas que sólo logra mantener a raya, con toneladas de tabaco y litros de alcohol, en concreto de ginebra, porque le encantan los Martinis secos, secos, re secos, igual que al antiguo Bond, James Bond, que ahora se pasó a Heineken, sea dicho de paso. En fin, se me acaba el espacio para el texto y todavía no explico la imagen.



Corto. La semana pasada, mi equipo y yo trabajábamos en ideas para licitar la campaña de la Asociación Chilena de AFP. Los revisores iban de oscuro a negro, porque al jefecito se le ocurrió ser más creativo que los creativos. A los DGC se les puede resumir en dos características: (i) que ganan sueldos irreales, y (ii), que descartan buenas ideas amparados en el mejor de los argumentos: “porque sí”. Y fueron tantos “No, porque sí”, que mi equipo y yo nos bloqueamos. Así, sin más, quedamos en blanco. Nunca más salió una idea de nuestra boca tras cuatro días escuchando lo mismo: “sigamos trabajando, en Vietnam no se duerme”. Pero claro, el capitalismo es injusto, porque el boss largaba esa frase y acto seguido partía al “Santiago Paperchase” a montar, siempre embutido en su look “Eglantina Morrison”: fusta, pantalón pitillo blanco, botas negras y camisa rosada. Súper lindo, y cuando escribo lindo, gesticulo con los índices de mis manos el símbolo internacional de las “comillas”.



Tres horas después, volvía con hedor a yegua sudada, para revisar, una vez más, nuestro trabajo. Como al otro día presentábamos la campaña y nada le gustaba, decidió pensar una idea “entre todos”. Ni yo ni mi equipo estábamos dispuestos a seguir laburando en banda, así que aceptaríamos lo primero que saliera de su boca. “Oye, súper buena la idea, distinta”, le dije, y listo. No hay nada más grande que el ego de un creativo.



De esa forma nació el comercial más malo de la historia. Te lo resumo: vemos un cementerio, la cámara se concentra en una de sus lápidas. Una locución relata la vida de la persona que se encuentra enterrada: “(...) pero los últimos años del occiso fueron plenos y felices, porque se preocupó oportunamente de su jubilación”. Y la voz en off remata: “si Don Sergio pudiera hablar, seguro se los recomendaría”. En ese momento, la superficie de la tumba empieza a moverse, hasta que de pronto, al más puro estilo “The Walking Dead”, emerge una brazo con su mano extendida, que luego empuña con el pulgar hacia arriba, igual que un like de Facebook. Esa es la imagen que apoya la hipótesis del locutor.



No se trata de ninguna broma, cosas como estas pueden salir de la cabeza de un DGC. Así tal cual, el guión fue presentado en una licitación que hoy es recordada como el papelón más grande de TT/Chile. Moralejas: (i) nunca le creas al alcohólico de tu DGC, y (ii), nunca saques de la manga la escena del final de “Carrie” para salvar bloqueos creativos.



FRANCA GUERRERO
Activista publicitaria.
Y directora creativa de grupo
Agencia TT/Chile
www.pagalashorasextras.blogspot.com
#FF @francaguerrero
francaguerrero@gmail.com





EL CLIENTE “ACOTA”


Oye Franca. 

Para nuestro producto, 

quiero aplicar las mismas ideas 

de la campaña del Laurence. 


La cosa de 'Maipú', 
lo de la ferretería de su viejo, 
tú cahcai!”.






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